“Julián, nota: legalízalo todo”. Así cita a Julián Muñoz (ex alcalde de Marbella) y a Jesús Gil en su entrevista póstuma, publicada en un especial de el viernes. Un terminal de Julián Muñoz, que muestra a estas enormes personas que esperan a los enfermos, atacan sin caminar al que fue su benefactor (Gil) y a la que estaba de amor prohibido (Isabel Pantoja), ambos convertidos en enemigos.
En esta historia de pasión (quién sabe si amor) y oropel (mal entendido como lujo) cupieron todas las tramas de Dinastía, Cresta de halcón y Ortega y Pacheco. Con Julián Muñoz estaba la España del balón y la fidelidad, de ladrones de guantes blancos, puros, desgastados y cojones. La España del bolero, ¿de dónde es? El chusco, el chulesco, el vulgar. Todo el florecimiento de aquella historia recreada en una entrevista concebida como la última bala contra un folklore que, ya sea Jezabel o asunto Doloroso, siempre el protagonista. “Cosas negras, cosas negras, ¡Pantoja!” cantaban (berreaban) Las Bistecs. Arrasaron las flores y los nidos para hacer hoteles y apartamentos. Eran los peces que llevaban las motos acuáticas. Esos curiosos son los reyes, que siempre son víctimas, pero nunca se benefician de nada. Hay en las cárceles de España gente que nunca ha conocido más que crimen y violencia. Y no se quejan tanto de su propia bondad como aquellos ladrones que, habiéndolo cogido todo, decidieron coger a los demás (los desfavorecidos). Seis páginas ocupan la memoria de Julián Muñoz. Los Buddenbrock, El lóbulo de Wall Street, Colores dorados. Cuarenta y seis millones (de euros) siguen sin aparecer. Hijo de los contribuyentes. Ellos los crearon con su esfuerzo. En desfile, desconocido. Julián no tiene idea. El Zaldívar en breve. La Pantoja no. Nadie sabe nada, pero todos pasan por la caja, todos se sienten víctimas.
«Mi jefe está alucinando con el cutrerío» me dijo un periódico sobre un escándalo que (otro medio, no este) nunca sabrás. Cutrerio es la palabra: popular, directo, mundano. Cutrerio es el que tiene heno en esta lanza. ¿Se acuerdan de mi gitana? Allá película de televisión que deberá retirar a Telecinco mediante la denuncia de Panto. Yo soy lo prohibido, cantaba Bambino. Pero oigan, lo prohíbo fue mi gitana. No habría sido yo quien hubiera querido piratear anime (lo cual sólo hice en casos extremos), pero ¿por qué no puedes ver la alegría de campocomplemento a esta entrevista que no habla ni de usted ni de mí, pero en parte explica qué somos hoy, qui, e ora.
