En el excelente documento sobre José Luis Cerveto, El burro de PedralbesEl propio Cerveto (condenado a dos penas de muerte, luego modificadas por una pena que cumplió tres años) no sólo admitió sus crímenes, sino que los explicó con una frialdad y una racionalidad fuera de lo común. Sabía lo que tenía y por qué lo tenía (para sus patrocinadores era importante descubrir que ya había sido condenado anteriormente por abuso de menores), pero también se preguntaba para qué servía la prisión si no estaba rehabilitado. La prisión no es un elemento disuasivo (como lo demuestran muchos países del mundo). Tanto es así que te convierte en una mejor persona (más bien al revés), sin fin de reparar cualquier agravamiento.
Su finalidad, por supuesto, es mantener a ciertos individuos fuera de circulación. En el caso de Cerveto hay un hombre inculto, desequilibrado, consciente de sus males, que se resigna a su suerte y se pregunta qué nadie le ha pedido que le proteja (psiquiatría, trabajadores) o le ayude.
La frase del pasado jueves 29, de Daniel Sancho, es algo diferente. Una página colorida (aunque parezca una contradicción) de la crónica negra española. Pinzas rosas de una princesa amiga, pinzas rosas del sensacionalismo, y un desvarío desinformativo provocado por el equipo jurídico elegido por Rodolfo Sancho, del que ahora conocemos la verdadera verdad. Les cuento que tuve antecedentes en esto de exponer situaciones injustas como la de Dolores Vázquez o Myriam de la Sierra, por nombrar dos. Entre el anuncio de esa muerte en vida que es la cadencia perpetua, Daniel Sancho se puso, dicen, a llorar. Fue necesario un año para terminar el viaje. Sonsoles lo narró con tristes acordes de la fonoteca. Ana Rosa intentó hacérselo sinceramente a García Montes, sin éxito (para trileros, él). Y gracias a la reportera María Espinola (Cuatro) sabemos al final qué piensa Silvia Bronchalo, madre de Daniel, quien fue la única que mantuvo su dignidad. “Dinero manchado de sangre” es la expresión que, dice Espinola, utilizó Bronchalo para referirse al documental de Max.
Sí y nada más, es la verdad. La falta de sangre en el dinero. ¿Daniel Sancho saldrá de prisión siendo un adulto sano? Lo dudo mucho. Próximamente, los medios de comunicación seguirán entregando dinero a la familia, que es parte de este deplorable espectáculo.
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